Patrimonio Histórico de Berlanga

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IGLESIA PARROQUIAL DE NUESTRA SEÑORA DE GRACIA
Berlanga
 
El edificio religioso más monumental de la localidad, no se sitúa en el centro estratégico de la localidad, sino en la zona norte del perímetro urbano, donde se halla exenta entre dos amplias y hermosas plazoletas a diferentes alturas presentando por el costado del Evangelio una gran escalinata que le confiere una destacada monumentalidad al emplazamiento.
Conocida en otros tiempos con el nombre de Iglesia de Nuestra Señora de los Milagros, se trata de una obra originaria de la época mudéjar, de la que permanece la cabecera, y remodelada después en época barroca en múltiples ocasiones, confiriéndole finalmente el estado que actualmente podemos contemplar. En el año 1766 el maestro Alfonso de Ladera procedió a la remodelación total de este templo de cariz popular, fuertemente influenciado por las edificaciones jerezanas, así como por las manifestaciones portuguesas del Rococó: entablamentos moldurados, movidos y ondulantes, tribunas de coro, órgano, etc. Estos mismos influjos son apreciables en la riqueza decorativa de los estucos de la capilla mayor de Santa María de Jerez de los Caballeros. Otro acento jerezano resulta el marcado contraste producido por la bicromía del rojo de los tejados y la blancura de los remates.
La capilla mayor comenzaría a ser construida a principios del siglo XVI, según apuntan algunos estudios que nos ofrecen además datos de los testimonios de los visitadores santiaguistas, los cuales anotaron detalles acerca de su pésimo estado de conservación y tomaron algunas decisiones al respecto como muestran sus apuntes acerca de la capilla: “…que comiençen a edificar y labrar la dicha capilla que esta mal reparada, la cual no dexen que sea fenesçida y acabada...”.
Las obras continuarían durante el año 1515 con otras actuaciones como fueron la construcción de la cubierta con bóveda de crucería de ladrillo y claves pétreas. Pero las obras se siguieron desarrollando hasta el 1575, esta vez con el maestro Juan Merino al frente de la construcción, según apuntan las cartas de pago de uno de los mayordomos presentara a los visitadores santiaguistas. En 1604, seguían desarrollándose los trabajos con normalidad, aunque al frente del proyecto se presentaba otro arquitecto, Alonso González, según la carta de pago que presentara por entonces el mayordomo Juan de Valencia.
Con planta central basilical de tres naves divididas en cuatro tramos y con portada a los pies, típica en la tipología mudéjar con torre fachada. La zona de los pies sufre una pequeña transformación, con un cuerpo de tres naves y un coro que descansa sobre arcos carpaneles con la misma amplitud que la de los cuerpos laterales. Tiene tres entradas; dos por los laterales que dan a sendas plazoletas y la otra entrada mencionada anteriormente y situada a los pies (Puerta del Perdón). Esta torre fachada fue restaurada en 1992, trabajo que se basó en enmascarar todo el encalado de ladrillo, acompañado de policromía.
En el testero o cabecera se colocó un coro alto incorporado a la gran torre, al que se accedía por medio de una escalera y cubierto con bóveda simple de crucería. Debajo de éste se disponía la capilla bautismal con la pila de bautizar, aún conservada, cubierta con otro sistema similar al del coro. Junto a la cabecera (lado de la Epístola) estaba ubicada otra pequeña capilla con la función de sacristía, cubierta por otra bóveda gótica de crucería y ladrillo.
Resulta muy interesante la decoración que se extiende por sus muros de estilo manierista (con ciertos detalles que nos recuerdan las formas andaluzas).
Existen otras naves laterales, mucho más pequeñas, con función sustentante. Un elemento presente en la morfología del edificio que no podemos obviar son los óculos, vaciados de función, anteriormente encargados de iluminar el basto interior, pero que debido a la disposición actual de la cubierta actualmente no permite la entrada de luz. Estas naves laterales se cierran con bóvedas vaídas que en el exterior acogen unas pequeñas linternas destinadas a iluminar el interior.
La construcción de la cabecera, la parte más primitiva de esta soberbia edificación, utiliza como material constructivo el aparejo tipo “toledano” de los siglos XV y XVI (mezcla de mampostería y verdugadas o hileras de ladrillo macizo). Los contrafuertes están realizados con este mismo material.
La torre de estilo barroco es uno de los elementos constructivos más llamativos y atractivos a la vista del transeúnte. Su cuerpo inferior está formado por un prisma al que se adosan otros dos laterales que lo ensanchan hasta alcanzar la dimensión de la nave central. Se decoran por medio de pilastras pareadas y adosadas en las esquinas de cada una de sus caras. El prisma o bloque central acoge en su base la puerta de los pies, flanqueada por pilastras de orden toscano que soportan un arquitrabe con volutas. En este mismo prisma, pero en un segundo piso, podemos contemplar un óculo a partir del cual, las aristas se formalizan mediante aparejo de ladrillo macizo sin lucir. Siguiendo la altura de este cuerpo llegamos hasta un espacio con un hueco flanqueado por pilastras adosadas arquitrabadas y rematadas por frontones curvos.
Sobre este cuerpo se dispone otro que forma un pretil perimetral, abierto con otros tantos huecos de arcos de medio punto y clave con figuras antropomorfas. En los vértices encontraremos otras pilastras coronadas por capiteles decorados a través de bellas hojas de acanto. Al final se dispone el templete como remate rodeado por un antepecho perimetral, con aspecto de linterna con otros cuatro huecos con arcos de medio punto, cubierta abovedada e intensa decoración con volutas y otros tipos de elementos geométricos y vegetales.
El interior se restauró a finales de los años 70 y principios de los 80 con el objetivo de paliar las deficiencias que padecía el templo y de solucionar los destrozos que sufrió en el periodo de la Guerra Civil, cuando se perdió buena parte del mobiliario junto con el excelente órgano de la parroquia que se asentaba en la tribuna dispuesta junto al coro, con forma de uso y sustentada sobre un arco profusamente decorado con yeserías policromadas con motivos vegetales y geométricos de gran atractivo. La torre sufrió también una restauración en los años 90 debido al mal estado de conservación que presentaba su cuerpo y la zona anexa al mismo. El pavimento se resolvió mediante una mezcla de solería marmórea a base de combinación del blanco y negro acordes con la decoración y composición del conjunto.
Llama la atención la capilla situada cerca de los pies del templo, donde se recoge una interesante muestra de arte sacro con obras de platería como son el templete del Corpus de mediados del siglo XVIII de Agustín Álvarez Lajas, cruces procesionales datadas en el siglo XVI, cálices, etc, además de otras muestras de ornamentos litúrgicos.
Esta hermosa iglesia parroquial recibió en el año 1990 la declaración de Monumento de Interés Histórico Artístico.
 
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