Patrimonio Histórico de Berlanga
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ERMITA DE SANTA CATALINA
Berlanga |
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En sus orígenes situados a las afueras del pueblo, concretamente en la calle Cantarranas, esta construcción tiene su origen en el siglo XVI. Esta calle, junto con la ermita, fue construida por mineros asentados en la localidad.
La ermita presenta planta central cuadrada con una sola nave de dos tramos.
El interior de la ermita acoge un presbiterio sobre elevado y cubierto con una gran bóveda circular sobre pechinas, con tambor y cerramiento poligonal al exterior, que arranca en su base de cuatro pilastras adosadas al muro con capiteles con molduras salientes. La decoración interior se completa con el empleo de pequeñas hornacinas y friso con metopas sobre el que se abren varios óculos cuya finalidad principal es la de proporcionar la entrada de luz hacia el altar.
Los materiales utilizados en la construcción son la piedra combinada con el ladrillo y enfoscado de cal y arena. Para el revestimiento de estos materiales más pobres se recurrió al yeso y una posterior capa de cal que da a estas construcciones aspecto de color blanco típico en este tipo de construcciones.
La fachada acoge una puerta que llama la atención por el sistema adintelado de cornisa sobre parejas de dobles pilastras laterales. En las esquinas de la portada sobresalen dos contrafuertes moldurados para dar más vistosidad a dicha portada, la cual acoge además, una espadaña con un estilizado arco, pilastras laterales similares a las del primer cuerpo y un desproporcionado frontón curvo.
En el interior, y situado sobre uno de los muros laterales del edificio, se encuentra una lápida sepulcral romana hallada casualmente en una finca cercana, y en cuya superficie se observa una frase relacionada con el ritual funerario romano: “Vibia Aurelia Rufino Silvano marito optimo annorum XXX, uxor pietissima (...) h (ic) s (ita) e (st) s (it) t (ibi) t (erra) l (evi)”.
Su transcripción: “Vibia Aurelia, esposa fidelísima, a su óptimo marido Rufino Silvano, de treinta años. Aquí yace. Que la tierra te sea leve”.
Esta ermita fue restaurada en el verano de 2003. El trabajo se basó principalmente en la conservación de su cubierta que se encontraba en un delicado estado de conservación debido a una grieta vertical en la zona del arco toral que anunciaba un posible desprendimiento de la cubierta de la nave, corriendo el riesgo de dañar la bóveda semiesférica de la cabecera. Pero el estado que presenta en la actualidad sigue siendo delicado debido al mismo problema relacionado con el mal estado de su cubierta. Por ello, la imagen a la que está advocada la ermita se ha visto obligada a ser trasladada a la iglesia parroquial hasta que se lleve a cabo el esperado proceso de restauración.
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