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 Patrimonio Histórico de Berlanga
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ERMITA DE SANTO DOMINGO
Berlanga |
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Aunque se menciona por vez primera en el 1550, pensamos que la construcción del templo se iniciaría a mediados de esta centuria, aunque algunos autores la relacionan con los últimos años del siglo anterior. Los Libros de Visitas de la Orden de Santiago informan de cómo a mediados del siglo XVI ya estaba realizada la capilla mayor, cubierta con techumbre de madera de castaño.
En ella se repite las coordenadas más características de la arquitectura eremítica bajo extremeña del siglo XVI. La portada presenta la típica espadaña de ladrillo (en este caso encalado). Ello hace pensar que fue iniciada en estilo mudéjar, pero que en el siglo XVIII sufriría también algún tipo de reforma. El material constructivo utilizado es el ladrillo y la mampostería careada con algunas zonas de aparejo “tipo toledano”, encalada en la zona frontal mientras que el resto de la fábrica se deja sin revocar ni encalar.
Presenta planta de una sola nave con tres tramos cubiertos por bóveda de cañón con lunetos en los que se insinúan pequeños vanos y en cuyo centro se enclava una cúpula octogonal. Estos tramos aparecen individualizados por medio de arcos formeros que descansan sobre pilastras toscazas y entablamento en forma de cornisa. Entre los espacios dejados por la sucesión de pilastras se disponen algunos arcos ciegos que emulan ficticios accesos a pequeñas capillas laterales. Este espacio se presenta techado al exterior a dos aguas, mientras que la cúpula octogonal situada en el centro del templo se muestra con una cubierta a ocho aguas siguiendo la estructura de sus pequeños contrafuertes decorados con motivos de inspiración clásica. Por el contrario, el sistema de cubierta de la cabecera es diferente pues se recurre a una cúpula de media naranja sobre pechinas que al exterior presenta un pequeño tambor ornamentado por medio de triglifos y canecillos. El remate de esta estructura lo realiza una linterna con diminutas pilastras adheridas.
La fachada principal queda dividida en varias alturas, presentando de este modo una atractiva plasticidad, con un primer cuerpo donde aparece la puerta de entrada acompañada por seis pilastras que mantienen un entablamento dividido en triglifos sobre el que descansa un frontón recto y partido que en su centro cobija un pequeño templete con columnas salomónicas; lugar en el que se aloja la imagen del titular, realizada con piezas de azulejería de intenso cromatismo.
Una segunda cornisa, rematada por pináculos, enmarca la portada central. En el segundo nivel aparece la espadaña campanario, que consta de triple vano y que aparece también en la Ermita de la Concepción. En esta portada barroca, se observa la gran influencia de los modelos sevillanos de la época.
En el interior, se puede observar al fondo el presbiterio con un pequeño retablo donde se encuentra la imagen de Santo Domingo. El resto de imágenes que contiene la ermita se disponen en una serie de capillas socavadas en el muro, donde se encuentran las imágenes de San Fernando o La Purísima junto a otras dos imágenes realizadas en madera policromada, con distintas dimensiones y técnicas; destacamos una deteriorada Inmaculada procedente de la parroquia, con una iconografía similar al resto y a la que se le añade un complejo haz de rayos dorados que la enaltecen, muy de sabor medieval. Junto a ella una pequeñísima Santa Lucía martirizada, con sus ojos sobre el plato. Esta última cuenta con un rico proceso de estucado y dorado, mientras que la anterior sobresale por su atractiva policromía.
Esta ermita sufrió obras de restauración en 1996 por parte de la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Extremadura a cargo del arquitecto Vicente López Bernal.
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